El Pop Art, que viene a significar “Arte Popular”, fue un término acuñado por el crítico inglés Lawrence Alloway para designar un movimiento que se empezó a desarrollar desde finales de los años 50 hasta principios de la década de los 70. Aparece en Gran Bretaña y en los Estados Unidos de América, y posteriormente se populariza hasta extenderse por el resto de Europa, tratándose esencialmente de un movimiento artístico occidental que ha ido creciendo bajo las condiciones consumistas, capitalistas y tecnológicas de las sociedades industrializadas.
La primera obra de origen británico se le asigna al artista Richard Hamilton con su famoso collage titulado: ¿Qué es lo que hace de los hogares de hoy en día tan diferentes, tan divertidos?
Se trata de un collage fotográfico que ataca directamente a la sociedad de consumo, al erotismo, al culto al cuerpo, a la publicidad y a la tecnología doméstica que intenta a menudo disimular una sociedad vacía de contenido que tan sólo se decantaba por la apariencia y la estética. Introduce ya elementos reveladores tales como la televisión, el magnetófono o el póster de una viñeta de cómic.
El surgimiento del Pop Art, viene originado por diversos factores sociales que propiciaron las condiciones favorables para que se llevara a cabo el nuevo estilo artístico, estos factores son, entre otros, el “boom” de Hollywood y la fama de las estrellas "hollywoodienses", el reciente marketing de los productos de consumo puesto en marcha, los nuevos electrodomésticos recién incorporados en la vida diaria, la fe y el optimismo de la sociedad en el progreso y el desarrollo después de una época de posguerra y depresión. Todos estos factores mencionados sucumbieron en una manifestación pictórica cultural que toma como motivos de inspiración hábitos de la vida diaria, reflejando la realidad de esa época.
El Pop Art se trata de una reacción hacia el Expresionismo abstracto, que lo tacha de ser un movimiento vacío y elitista, el cual tiene como objetivo llegar a cierto grupo social con poder adquisitivo y alto nivel cultural, dando de lado a la sociedad media que no era capaz de entender el Expresionismo abstracto, por tanto se le considera a éste, apartado de la sociedad y excesivamente intelectual.
De este modo, el rechazo del Pop Art hacia el Expresionismo lo hace precisamente mediante el realismo, cuyas imágenes están basadas en el ambiente urbano de las grandes ciudades. Así, con temas cercanos a la población, con motivos que la sociedad podía identificar como propios, con escenas que podían descifrar, la sociedad de masas se sintió cercana al movimiento y lo acogió en seguida; apreciado y aceptado por el público gracias a sus formas fáciles y sencillas, y a sus contenidos que podían ser captados sin demasiada complejidad. Surge, pues, un acercamiento entre la cultura recreativa y la de alto nivel.
Uno de los objetivos del Pop Art en el ámbito artístico es elevar los objetos de la vida diaria moderna a obras de arte, con una ambigüedad e intencionalidad que no todo su público sabía captar. El Pop Art no es simplemente un movimiento que pretendiera acercarse con imágenes de la vida al espectador, sino que tenía una ambigüedad intrínseca que hacía de cada obra, no sólo era una realidad sino una crítica o una ironía, donde lo cotidiano se vuelve interrogante.
Todo esto nos lleva a otro aspecto del Pop Art, como es la revalorización de lo trivial que se efectuó a muchos niveles. Lo kitsch, los souvenirs, las imágenes de la industria de consumo, las estrellas de los medios de masas, los envoltorios, los simbolos publicitarios, etc. fueron tomando protagonismo en lo que al contenido de las obras de arte se refiere; e influyeron en la sociedad de tal modo que cualquiera podía coleccionar baratijas, adorar el mal gusto, leer cómics, comer sándwiches y comida enlatada, beber Coca-Cola, etc.
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